27/08/2012


Venezuela

Se pone en pie la Liga Comunista de los Trabajadores, integrante de la Fracción Leninista Trotskista Internacional como instrumento de la clase obrera mundial en Venezuela

¡Contra los traidores y desertores de las luchas revolucionarias y para empalmar con la nueva vanguardia proletaria que rompe con el gobierno de las burguesías bolivarianas!

 

“La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria”.

“La tendencia al enfrentamiento más directo entre revolución y contrarrevolución crea un terreno cada vez más desfavorable para todos los centristas y oportunistas, conciliadores y vacilantes, y por el contrario un terreno fértil para el resurgimiento del bolchevismo y para la lucha por la regeneración y refundación de la IV Internacional”.

“La crisis de dirección proletaria, no se supera, por supuesto, mediante una fórmula abstracta. Se trata de un proceso en extremo monótono pero no de un proceso meramente 'histórico', es decir, de las premisas objetivas de la actividad consciente, sino que es una cadena ininterrumpida de medidas ideológicas, políticas y organizativas con el propósito de unir a los mejores elementos, los más conscientes del proletariado mundial bajo una bandera inmaculada; elementos cuyo número y confianza en sí mismos deben fortalecerse constantemente, cuya ligazón a sectores más amplios del proletariado debe desarrollarse y profundizarse, en una palabra: devolverle al proletariado bajo condiciones nuevas y altamente difíciles y onerosas su dirección histórica.”

El Caracazo: Principal Jalón del ProcesoRevolucionario 

En medio de los acontecimientos mundiales derivados de la crisis posterior al boom económico de la post-guerra y a la derrota del proletariado minero inglés (a manos de Tacher) y los trabajadores aeroportuarios de EEUU (a manos de Reagan), en las décadas del 80 y 90, y con la restauración capitalista en los Estados obreros de Europa Oriental y China, se consolida una etapa mundial contrarrevolucionaria, marcada en Venezuela por fuertes luchas de resistencia de clases (estudiantes, sector público y sectores de los barrios pobres); donde se gestan combates de aguda resistencia desde mediados de los años 80 contra las políticas de ajuste y recortes, (con el conocido viernes negro, cuando fue liberada la flotación del Dólar frente al Bolívar) direccionadas por el FMI y el BM, que destruían las ya de por sí erosionadas conquistas económicas conseguidas en luchas anteriores.

Estas medidas antipopulares fueron adoptadas a raíz de la profunda crisis que se generó a partir del “boom” de la Venezuela saudita, que no fue más que el saqueo de los recursos naturales y la plusvalía producida por los trabajadores, llevado a cabo por la voracidad desmedida de la burguesía imperialista y sus vasallos de la burguesía local; todo esto ocurrió a la par –como no podía ser de otra forma- del endeudamiento del país al FMI hasta niveles inimaginables.

A partir de estas luchas, se abre una etapa pre-revolucionaria, como consecuencia de las políticas adoptadas con fuertes y terribles medidas económicas de recortes, despidos, reducción de los presupuestos para la salud, la instrucción pública, vivienda, entre otros, continuadas y profundizadas por parte del nuevo gobierno electo de Carlos Andrés Pérez (CAP) y con la bendición del castrismo, legitimando en sus estertores al, ya casi extinto para entonces, contrarrevolucionario Pacto de Yalta. Es que, como parte esa política, el propio Fidel Castro vino a Venezuela a codearse con la crema y nata de la burguesía venezolana e internacional cuando asistió a la apoteósica “coronación” de CAP y a echar su bendición al nuevo gobierno, legitimando de esta manera el paquete de medidas antipopulares, detonante del Caracazo. Es, en esencia, el mismo castrismo que hoy encabeza la restauración capitalista en Cuba.

La medida del alza de la gasolina detonó esa rebelión popular que fue el Caracazo, con lo cual el régimen quedó en unas condiciones tremendamente inestables. Las instituciones como el parlamento y el ejecutivo quedaron no sólo en total desprestigio, sino además sin ninguna autoridad, al desertar parte de la policía ante la embestida de las masas; generándose un vacío de poder y abriendo lo que denominamos una crisis revolucionaria. Es de resaltar que sectores de la seudoizquierda, que ya venían en un proceso degenerativo desde la etapa anterior, como el MAS, Causa R y el MEP, que se plegaron a la derecha, utilizando sus escaños en el Congreso para pedir represión contra las masas por parte del Ejército, o el PCV que nunca tuvo una perspectiva revolucionaria de llamar a conformar Consejos Obreros, Milicia Armada de los Trabajadores para disputarle el poder a la burguesía y al imperialismo ya que, por el contrario, respondían y responden a una política mundial de las direcciones traidoras de “coexistencia pacífica” con el capitalismo, impulsada en este continente por el castrismo; contribuyeron entonces de manera activa a que el régimen, en vez de caer, retome el control, aunque se mantuvo su aguda crisis de legitimidad.

Una vez que las masas insurrectas salen a la calle, las fuerzas policiales del Estado (Policía Metropolitana, Dirección de Servicios de Inteligencia Policial, Policía Técnica Judicial) son rebasadas y el gobierno se ve obligado a recurrir a los batallones de selva del Ejército. Tal fue la crisis que el propio Gabinete del Ejecutivo Nacional no pudo reunirse de manera formal durante esa jornada. Es al día siguiente que el gobierno civil, después de reunirse con la patronal FEDECAMARAS, deciden dejar toda la autoridad a sus Fuerzas Armadas representadas en el Ministro de la Defensa de ese entonces, el general Ítalo Del Valle Alliegro, retomando el control de manera sangrienta, dejando tras de sí miles de muertos y heridos. Eso son las Fuerzas Armadas en el Estado burgués, un cuerpo de hombres armados que defienden e imponen la dominación de la burguesía y su propiedad privada, de ello tenemos el ejemplo más actual con lo que está ocurriendo en Siria, donde la burguesía con sus matones del Ejército dirigidos por Al Assad intentan aplastar con bombazos la heroica lucha por el pan que llevan a cabo la masas sirias.

Por esa masacre del Caracazo nunca hubo juicio contra la oficialidad del Ejército sino que incluso, un sector de los militares que tomaron parte de esa represión, hoy son miembros de la Administración del Estado venezolano, que por supuesto es de esperar, se mantienen agazapados hasta que la burguesía les vuelva a necesitar si las masas vuelven a amenazar seriamente el orden. En los momentos más aciagos en los que las masas pobres se debatían ante la feroz represión, ninguno de esos oficiales desertó y se puso del lado de los explotados, quebrando la unidad del Ejército -unidad tan necesaria para asesinar a mansalva- sin  que cumplieron su función como perros fieles de la burguesía. No ha de sorprender que ocupen altos cargos, pues, ese es su “premio” por haber salvado el orden burgués en Venezuela, durante esa ocasión. Esa es una parte importante de la materia prima de la cual se constituyó el chavismo como fenómeno político. ¡Que no venga la seudo-izquierda putrefacta a decir a los trabajadores que se trata de militares “progresistas”! Pero precisamente es esa seudo-izquierda el otro ingrediente primordial del coctel chavista. Es la misma que en vísperas del Caracazo el único matiz que presentaban en el parlamento burgués respecto a la derecha, era que en vez de como hizo el gobierno de CAP de aplicar de un solo golpe el paquete, lo cual acabaría desatando la ira de las masas, defendían la táctica de aplicar el paquete fraccionadamente, a cuentagotas para mejor engañar a estas masas. Así cumplen su nefasto papel de salvar al capitalismo, estos reformistas y seudo-izquierdistas, como lo hacen hoy en Grecia o España, organizando la derrota del movimiento obrero. Edulcorando las medidas para salvar al capitalismo,  que no es otra cosa que hambre, miseria y explotación. 

Verdadero contenido del Putsch del 92. Intento de golpe preventivo para desviar el proceso revolucionario 

Pero la traición no quedó reducida a la coyuntura del Caracazo, sino quedespués se dedicaron a aislar y desarticular cada protesta y movilizaciónque surgía del seno de la clase obrera, tratando de cerrar la etaparevolucionaria abierta con este acontecimiento histórico. Aun así, lasprotestas continuaron y las contradicciones de la lucha de clases seseguían acumulando, corrían los rumores de que se aproximaba unnuevo estallido social, pero en un nivel superior porque ahora las masassabían que tenían que enfrentar primeramente al Ejército, y no se sabíacómo iba a reaccionar la tropa de soldados rasos en esta ocasión; existíael peligro real de una fractura en esta institución desprestigiada, lo cual esla pesadilla más grande para la burguesía, su gobierno y la gendarmeríade la oficialidad.

Principalmente este motivo fue lo que empujó a un grupo de oficiales, dirigidos por Joel Acosta Chirinos, Francisco Arias Cárdenas y Hugo Chávez Frías, a adelantarse a los acontecimientos e intentar un golpe de Estado preventivo contra las masas. Esto aconteció la madrugada del 4 de febrero de 1992, por ello se le conoció como el “Madrugonazo”. Esta fecha no es una casualidad, pues se acercaba el tercer aniversario del Caracazo, que sería el 27 de febrero de 1992 y, como en cada aniversario, los recuerdos de la masacre reavivaban la indignación general, los ánimos se caldeaban poniendo tenso el ambiente.

Es que este golpe respondía a una necesidad del conjunto de la burguesía que es salvar su sistema de dominación por encima de todas las cosas, inclusive si eso significa deponer al gobierno y demás instituciones liberal-parlamentarias e instaurar un régimen militar transitorio. Por algo el propio Rafael Caldera, máximo exponente e impulsor del Pacto de Punto Fijo salió a la defensa de los golpistas, quien luego durante su segundo gobierno llegó a indultarlos, como parte del nuevo Pacto para que formasen un nuevo gobierno de salvación para el capitalismo, que contó con la bendición –otra vez- del castrismo y la participación activa de la seudo-izquierda traidora que mientras tanto sostenía al susodicho gobierno de Caldera, a pesar de la creciente protesta y conflictividad social. A ese nuevo pacto le llaman la Unidad Cívico-Militar. Es así como Chávez es citado a La Habana para recibir las instrucciones por parte de la burocracia castrista de cómo detener el ascenso de las masas, ya que esta burocracia necesita derrotar la revolución en el continente (y de esto saben mucho) para continuar con los planes de restauración del capitalismo y convertirse en la nueva burguesía de la isla. 

Un Nuevo Acto en la Expropiación de la Revolución: La Constituyente y la conspiración del 2002 - 2003

Una vez ungido el nuevo gobierno de Hugo Chávez, enseguida todas las instituciones del régimen, incluyendo a la seudo-izquierda, se volcaron a preparar el desvío electoral-parlamentario por medio de la Constituyente de aquel año 1999. La intención de estos agentes del capitalismo era que las elecciones de la burguesía sirvan como un dique para contener las fuerzas y desviar la atención del proletariado y apartarlo de la lucha insurreccional durante un largo periodo, además de restablecer el prestigio de las instituciones burguesas. Por eso la propia Constitución quedó redactada de tal forma que cada año debe suceder un gran proceso electoral en el país.

La forma de dominio ideal para la burguesía en momentos “normales” es hacerlo como clase en su conjunto y para eso es el Parlamento burgués, en otras palabras: repartirse los negocios “civilizadamente”; sin embargo, en una sociedad semicolonial como la venezolana en la que el capital nativo vive de las migajas de la renta petrolera que el imperialismo deja, la disputa por esa cuota de la renta toma características fraccionales, porque como decimos en el Caribe “no hay cama pa' tanta gente”, entonces la burguesía requiere un árbitro, un Bonaparte, y aunque no sale gratis y piden una buena tajada de la plusvalía, en Venezuela no es gran novedad. Pero en esta ocasión existía una particularidad, un imprevisto: que los trabajadores y las masas depauperadas aún estaban allí ejerciendo presión y no se conformaban con una Constitución “bonita”, demostrando que la etapa iniciada con el Caracazo no estaba cerrada aún y se hacía necesario que el régimen controlara a las masas sin provocarlas; entonces la presión es doble: por un lado la lucha fraccional de la burguesía por la renta y la plusvalía y por el otro lado la movilización proletaria que amenaza reventar por los aires al Estado burgués. ¿Qué hacer? ¡Fácil!

Apartar a los trabajadores de sus métodos de lucha de clase y hacerles creer que por la vía institucional burguesa obtendrán lo que quieren, al tiempo que se les utiliza como amenaza contra la otra fracción burguesa, y para eso están esos mercenarios de la política que son la seudoizquierda y los renegados, traidores que para eso les pagan. El resultado: por los poderes omnipotentes que le confiere el Parlamento, el Presidente emite en noviembre de 2001 un conjunto de Decretos-Ley dando mejoras ficticias a los campesinos pobres, los pescadores, indígenas, sin techo, sectores desclasados etc. (menos a los asalariados, esos debieron esperar hasta la retrógrada Ley de 2012, Ley Orgánica de Trabajo) con lo cual esperaban controlar la situación.

Con lo que no contaban estos impostores es que la situación era continental: los trabajadores en Argentina salieron a la calle a decir “¡Basta, que se vayan todos!”; empezaban las movilizaciones en Ecuador Bolivia y Argenta, donde tumbaron gobiernos; y para colmo, el imperialismo acorralado por la baja en la tasa de ganancia, conducido por Bush se lanzó su campaña genocida de Afganistán, mientras preparaba la de Irak y no estaba dispuesto a renegociar las cuotas de plusvalía y renta que les deja a sus agentes de la burguesía local, sino que por el contrario requería petróleo más barato y se inclinaba por un disciplinamiento violento de las masas. Quienes estaban dispuestos a aplicar dicha política eran los sectores de la burguesía puntofijista desplazados por la nueva burguesía bolivariana. Es así como, después de un ensayo de lock out el 10 de diciembre de 2001, se lanzan el golpe de abril de 2002, apoyados en un sector de las Fuerzas Armadas, en los grandes monopolios de Cisneros y los Mendoza y parte de la burocracia sindical de la CTV. Montaron todo un escenario mediático y organizaron una movilizaron alimentada principalmente por capas medias acomodadas que se disponían a llegar al palacio de gobierno y ante la respuesta espontánea de los trabajadores de impedir el complot, armaron un dispositivo con francotiradores que causó más de una veintena de muertos; a lo cual el gobierno no respondió sino que esperó a que las masas proletarias fueran dispersadas por la masacre y sólo después negoció su deposición. Creyó que ya habían cumplido su papel como en el Chile de 1973.

La desmoralización inicial iba cediendo terreno a la furia que causaba la represión desenfrenada del nuevo gobierno golpista y poco a poco las masas fueron retomando las calles, cada vez era más notorio el grave error que cometieron los golpistas al pensar que habían asestado una derrota decisiva contra el proletariado y se hacía evidente que no podrían manejar la situación. Los pobres y explotados rodearon el palacio de gobierno y el concentrado proletariado del estado Aragua rodeo los principales cuarteles del país llamando a la tropa de soldados rasos a sumarse a su lucha contra el nuevo gobierno de tintes fascistas, la tropa se inquietaba y empezaba a prestar oído al llamado, en Caracas los soldados tomaron el palacio y el nuevo gobierno golpista se vio obligado a suspender la ceremonia de juramentación. Es posible imaginarse lo que pudo haberse logrado en un momento como este con una dirección revolucionaria a la cabeza de esa lucha, los trabajadores hubiesen podido tomar el poder y hoy la historia sería diferente. Pero en vez de ello lo que había era la sobreabundancia de direcciones traidoras que aprovecharon la falta de una dirección revolucionaria para montarse en la cresta de la ola de esa lucha revolucionaria y conducirla al suicidio de exigir el retorno de Chávez. La burguesía golpista, que llevó el susto de su vida, estuvo completamente de acuerdo y devolvieron al cargo al “salvador de la patria” que con crucifijo en mano, apenas volvió, mandó a la masa enfurecida a sus casas. 

Los Bolivarianos intentan ser reconocidos por el imperialismo 

En seguida empezó la negociación con el imperialismo para que lo reconociese como su agente directo en la región y se conformó el “Grupo de Países Amigos de Venezuela” encabezados por los EEUU de Bush, la España de Aznar y la Colombia de Uribe. No hubo acuerdo, los honorarios que exigían los bolivarianos por su trabajo de desmontaje de la revolución eran muy altos y la conspiración siguió hasta el lock out de diciembre de 2002, en el cual los trabajadores asumieron la conducción de la industria petrolera y otras empresas, sin gerentes ni burócratas ni patronos. El clamor en las calles era por la nacionalización de toda la economía, incluyendo la banca que aplicaba el corralito sin piedad, y de la tierra contra los oligopolios agroindustriales que destruían las pocas reservas alimenticias del país.

Ante estas luchas y exigencias espontáneas la boliburguesía sólo pudo responder, asesorados por sus socios de la protoburguesía del PC cubano, con la llamadas Misiones. Prepararon una nueva trampa electoral del Referendo Revocatorio y elecciones para las gobernaciones en 2004, pactando con los monopolios que a la víspera estaban conspirando, sobre todo con el principal: el emporio Cisneros dueños de Venevision entre otros, agente de la restauración en Cuba, acuerdo cuyo contenido parcial contemplaba el cierre de los competidores de Cisneros representados en RCTV y que además no se plegaron al acuerdo por no reconocer al gobierno Chavista. Aun así las luchas continuaron empalmando con las de los explotados de la región que para ese momento en Bolivia se alzaban y tumbaban al asesino de Sánchez de Lozada y los boliburgueses se ven en la necesidad ampliar y fortalecer su frente contrarrevolucionario internacional buscando la ayuda de los burgueses mandarines rojos del PC chino; es entonces el 24 de diciembre de 2004 desde Beijing que un Chávez caradura anuncia por vez primera que su meta es el “Socialismo de Mercado” como el que existe en la gran maquila china, gracias a la cual el imperialismo pudo retrasar su crisis económica, aplicando condiciones laborales de esclavitud.

Las direcciones traidoras y la boliburguesía se frotaron las manos. Ahora podrían exprimir al proletariado a nombre del “socialismo”. A las fábricas abandonadas que los trabajadores tomaban y ponían a producir, les mandaban a un contingente de impostores y renegados del trotskismo a hablar del “control obrero” y la subordinación al gobierno. Las huelgas con tomas de la planta las llevaban al callejón sin salida del Ministerio del Trabajo. Son estos mismos traidores y renegados quienes buscaron desenfrenadamente los “10 millones de votos para Chávez” en la campaña electoral de 2006 y luego se abocaron a construir esa “gran herramienta” que es el PSUV, sin duda una gran herramienta de la contrarrevolución.

Ese es el tamaño de la traición de todos quienes se empeñan en llamar revolución a las fuerzas de la contrarrevolución y en chantajear con falsas acusaciones de “agentes de la CIA” a los luchadores honestos.

Hay otro sector que dice que el gobierno de Hugo Chávez es centrista y por eso oscila entre la reforma y la revolución y lo que haría falta es ejercer presión de modo que el gobierno se vea obligado a tomar medidas cada vez más “progresivas” de ruptura con el capitalismo.

Desde las trincheras revolucionarias decimos que eso ni ha sido, ni es, ni será de ese modo puesto que la política del gobierno chavista responde a su carácter de clase burgués. Es un gobierno que promueve, incentiva y defiende a muerte la propiedad privada de los medios de producción. Que tiene como principal eje la política de “Alianza Estratégica” con los empresarios que se empeña en llamar “nacionalistas”, dándoles como subsidios gigantescas sumas de dinero pagados por los explotados mediante la extorsión del IVA y otros impuestos, mientras mantiene al país atado a la dependencia del capital trasnacional petrolero y a las importaciones, además de ser un fiel pagador de la deuda externa. Donde la banca privada extrae ganancias fabulosas por encima de la tasa mundial. Que incita, al igual que los gobiernos anteriores, que sus altos funcionarios se lucren usando los fondos públicos como fuente de acumulación, convirtiéndose en nuevos ricos y produciendo casi de la nada a toda una nueva fracción de la burguesía (la “Boliburguesía”) a partir de los despojos que el imperialismo deja de la renta petrolera. Es un gobierno que modificó el Código Penal para aumentar las penas a los “delitos” contra la propiedad privada, criminalizando la protesta por vía legal e “ilegal”, mientras otorga la amnistía a los golpistas de 2002 y 2003 responsables de tantas muertes y tragedia. Un gobierno cuyas Fuerzas Armadas y aparatos policiales reprimen, persiguen, desaparecen y matan dirigentes y luchadores revolucionarios, como lo hace contra los indígenas de la etnia Yukpa, como lo hizo y hace constantemente contra la vanguardia luchadora de las empresas de Guayana y los petroleros, y deja libre el camino para que las patronales organicen el sicariato, armando al lumpen, como ocurre contra los dirigentes campesinos –que ya cuenta con más de 300 muertos- o como los 3 obreros revolucionarios de Aragua, los 3 de Mitsubishi y Vivex en Anzoátegui, el compañero de Toyota en Sucre; así como la constante utilización de la burocracia sindical para frenar las luchas, creando numerosas centrales gobierneras (UNT, FSBT, FBT), que por supuesto no son una verdadera alternativa a la Adeco-Copeyana CTV, y cuyo fin real es ganar los favores del gobierno burgués aislando las protestas, dividiendo los sindicatos combativos, confundiendo con su propaganda a la vanguardia luchadora, rompiendo huelgas, corrompiendo a los activistas y delatando y entregando a los luchadores irreductibles.

En pocas palabras: se trata de un gobierno que no sólo no representa una verdadera alternativa frente a la burguesía tradicional que otrora gobernara mediante el Pacto de Punto Fijo y que hoy se agrupa en la autodenominada Mesa de la Unidad, sino que es una dirección política expropiadora del proceso revolucionario, encabezada por una fracción de la burguesía – la Boliburguesía- compuesta a su vez por nuevos burgueses, (otrora pequeñoburgueses reaccionarios) por una porción de viejos burgueses descontentos con Punto Fijo porque les dejaron sólo el pellejo de esa gran carroña. Esta dirección es todo lo contrario de una dirección revolucionaria. Es parte de la división de tareas del capital: al tiempo que se disputan, entre sí, la renta petrolera y los favores del imperialismo, una facción burguesa presiona al proletariado por la derecha, mientras la otra se encarga de reducirlo por la “izquierda” valiéndose de las organizaciones traidoras, reformistas, de los renegados y vacilantes. Sin embargo, no sólo expropia las fuerzas revolucionarias del proletariado en Venezuela sino que forma parte del estado mayor de la contrarrevolución a nivel internacional, junto con los Castro que hoy están restaurando el capitalismo en Cuba, las burguesías del ALBA, del MercoSur, que dan apoyo abierto al sanguinario Al Assad que hace el trabajo sucio del imperialismo masacrando a las heroicas masas sirias que hoy luchan por el pan. Y no es un simple apoyo entre “gobiernos amigos”, sino que el tal apoyo es indispensable para esa tarea que realiza el matón de Al-Assad que es de vital importancia para la burguesía mundial y sobre todo para las burguesías bolivarianas del continente. Pues necesitan de una derrota de las masas sirias y del Medio Oriente para dar un escarmiento a la vanguardia que hoy se levanta en el mundo cuestionando el orden capitalista y específicamente en el continente incluso poniendo en entredicho la autoridad de estos gobiernos impostores se posan de “progresistas” y anti-imperialistas. Es que estas direcciones expropiadoras del proceso revolucionario, -no sólo latino-americano sino también de Norteamérica, que el castrismo pone a los pies de Obama porque saben que no será posible la emancipación del proletariado latino si no une su lucha con la del proletariado estadounidense y canadiense- sólo pueden hacer su trabajo de aplastamiento de las masas explotadas del continente si son derrotadas previamente las masas que hoy luchan a la vanguardia en otras latitudes, como en Siria, Libia, los mineros en Sudáfrica, la clase obrera griega, porque las correlaciones de fuerza entre las clases en lucha en la época del imperialismo se definen primeramente a escala internacional y no exclusivamente a nivel nacional como lo presentan los revisionistas del marxismo. Es que, además, la situación actual del Medio Oriente representa para estas direcciones impostoras de la burguesía bolivariana un modelo de cómo actuar frente a las masas que se insurreccionan producto de los planes de hambre y miseria que implementan por mandato del imperialismo.

Es que estos gobiernos que se hacen llamar de “izquierda” desde hace tiempo vienen jugando el papel de agentes directos del imperialismo, aplicando sus planes y estrategias para la región. La estafa no podía ser mayor. Los Chávez, los Correa, los Morales, los Ortega, las Fernández- Kirchner, las Ruoseff-Da Silva, los Humala, mientras posan de antiimperialistas, al mismo tiempo entregan la resistencia colombiana a las fauces del régimen genocida que impera en ese país, entregándoles las coordenadas donde se encuentran los campamentos guerrilleros, mediante los acuerdos con el gobierno de Uribe Vélez y ahora con Santos; favorecen la contrarrevolución en Honduras y el resto de Centroamérica consolidando al gobierno asesino de Lobo; participan en la martirización de las masas haitianas con las fuerzas de ocupación militar de la Minustah; cercaron la insurrección de las masas de Martinica y Guadalupe, en la que éstas intentaban zafarse del yugo colonialista hambreador de la V Républica burguesa francesa; le declaran la guerra y matan a los mineros, campesinos e indígenas que en Ecuador, Bolivia y Perú se alzan para reclamar mejores condiciones de vida y la expulsión de las transnacionales mineras; reprimen y masacran a los depauperados sin techo y flexibilizan aun más los derechos de los trabajadores en Brasil arrojando a millones a la miseria; que hacen un escándalo confusionista con YPF y Repsol en Argentina mientras bajo cuerdas les revenden los yacimientos a Chevron-Texaco y asesinan a los luchadores como sucede con los obreros golondrina que recogen las cosechas para las transnacionales en Patagonia; entregan en bandeja de plata al imperialismo los mayores yacimientos de petróleo del continente que son los de Venezuela por medio de las Empresas-Mixtas en las que el capital transnacional se convierte en socio y copropietario de los pozos mientras los obreros cobran sueldos por debajo del mínimo y ¡Ay de aquel a quien se le ocurra protestar!; financian a la concertación en Chile, esos continuadores del pinochetismo; y sobre todo sirven de acelerador (especialmente el chavismo en Venezuela) del proceso de restauración del capitalismo en Cuba, junto con el imperialismo para intentar infligir una derrota a los trabajadores cubanos y del hemisferio.

De esta manera buscan cerrar la etapa abierta en el continente desde el inicio de la década pasada. Pero todo ello no sería posible si no contasen con la ayuda de las direcciones traidoras del movimiento obrero, incluyendo a los renegados del “trotskismo”, cuyos aparatos han servido de plataforma desde la cual confundir y desorganizar las fuerzas de la vanguardia obrera y de esta manera organizar las derrotas. Sólo así se explica que, por ejemplo, el combativo proletariado venezolano haya creído durante años que un teniente-coronel charlatán y represor les va a resolver sus necesidades. Estos traidores son los que han encumbrado la figura de este personaje hasta el colmo de llamarlo “Comandante” siendo que nunca ha liderado ninguna lucha revolucionaria, un sujeto que dice que se rehusó a reprimir durante el Caracazo, pero que siendo capitán del ejército en ese momento y habiendo, supuestamente, violentado la disciplina militar en un momento tan aciago para la burguesía siguió ascendiendo hasta llegar a teniente-coronel para el momento en que intentan el fracasado Madrugonazo ¿Cómo es que un oficial insubordinado, en dos años subió dos rangos dentro de la jerarquía militar burguesa y en un periodo crucial en el que esta institución estaba a prueba? ¡Cosa rara! Pero estamos seguros de que no fue sólo adulando a sus superiores jerárquicos sino cumpliendo a cabalidad sus tareas de milico represor, incluso yendo más allá de su “deber” con la “patria” y en medio de su “devoción” llegar hasta el punto de intentar un golpe preventivo contra las masas explotadas. Viendo esto, es fácil comprender que para los  traidores, los impostores, los renegados y organizadores de derrotas, y demás lacras al fin y al cabo, este sea su líder; por supuesto es… el Comandante de la Contrarrevolución. 

Surge una nueva vanguardia, se abren nuevas perspectivas para la revoluciòn 

Pero no les saldrá gratis a los traidores. Con esta crisis mundial del capitalismo y el paso de las burguesías bolivarianas a ser agentes directos del imperialismo, el profundo desgaste que tienen estos gobiernos ya se está convirtiendo en ruptura entre sectores cada vez más importantes de la vanguardia proletaria, a pesar de las direcciones traidoras y no gracias a ellas. Es que esta vanguardia sufre en carne propia las políticas anti-obreras del gobierno burgués y su Estado, intensificadas por los efectos de la crisis mundial, de modo que surge una nueva vanguardia que ya está dando combates y que tienden a intensificarse, abriendo nuevas perspectivas para la revolución.. Las direcciones traidoras, los reformistas, las burocracias sindicales y demás fauna saben de este fenómeno y parte de ellas se desplazan a la izquierda de Chávez (e incluso algunos quieren venir a posar de “clasistas e independientes”), para tratar de atajar a la vanguardia y “pescar en río revuelto”. Pero esta vez debe ser diferente. Para salirles adelante y cerrarle el paso a los organizadores de derrotas es que se pone en pie la Liga Comunista de los Trabajadores, integrante de la Fracción Leninista Trotskista Internacional, como parte de la tarea por construir un partido revolucionario del proletariado tanto en Venezuela como en el mundo, bajo unas banderas sin mancha, las banderas de la Cuarta Internacional de 1938, lo cual no es posible seguir posponiendo.

Es preciso destruir toda esta inmundicia de sistema capitalista, recomponiendo las fuerzas de los trabajadores de cara a la lucha por derrocar al Estado burgués y poner en pie un Gobierno Proletario que expropie al conjunto de la burguesía y ponga los medios de producción a la orden de satisfacer las necesidades humanas de toda la población, y no al lucro de un puñado de canallas, y que continúe la lucha por la revolución a nivel internacional hasta derrotar definitivamente al imperialismo, deslastrándose de sus agentes de “izquierda” y de los traidores; tomando, el proletariado su destino en sus propias manos, desde sus organizaciones democráticas de base. Esto sólo puede ser logrado construyendo una alternativa revolucionaria que estando inserta entre el proletariado en Venezuela también forme parte de un Estado Mayor Revolucionario Mundial.

 

¡Para unificar al proletariado debemos expulsar a las direcciones traidoras y oportunistas de los sindicatos!

¡Construyamos el Partido Revolucionario que necesitan los trabajadores!

¡Por la unidad revolucionaria de los proletarios del mundo!

¡Por la tumbada revolucionaria de todos los gobiernos burgueses y sus Estados!

¡Muerte al capitalismo! ¡Muerte al imperialismo y a sus agentes de las burguesías bolivarianas, los mandarines rojos matones y el zar asesino!

¡La clase obrera no está derrotada! ¡Paremos la restauración capitalista en Cuba llevada a cabo por el castrismo y sus socios de las burguesías bolivarianas a favor del imperialismo!

¡Muerte al asesino de Al-Assad y al CNS! ¡Por el triunfo de las masas martirizadas de Siria y de todo el Medio Oriente!

¡Abajo el gobierno burgués y anti-obrero de Hugo Chávez y su PSUV que convierten a Venezuela en cuartel de la contrarrevolución internacional! ¡No al regreso de “Punto Fijo” preparado por el chavismo y la burguesía bolivariana en el marco de la V República burguesa!

¡Por un Estado Obrero Revolucionario donde sean las organizaciones de base de los trabajadores y demás explotados quienes decidan qué hacer y cómo hacerlo!

¡Por los Estados Unidos Socialistas Revolucionarios de toda América!

¡Por el triunfo revolucionario del proletariado mundial!

¡Por la refundación de la IV Internacional sobre sus bases programáticas de 1938!

¡Viva La Internacional!

 

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